Leer en voz alta hace que el oyente esté atento a lo que está sucediendo, se puede meter en su papel y disfrutar tanto como el lector.
A los niños, sobre todos los más pequeños, les gustan mucho las onomatopeyas. Intentan emitir el mismo sonido que pone en el libro, de esta forma interactúan y se introducen en lo que está sucediendo. Es un buen recurso lúdico que se puede utilizar para que se imaginen como se está llevando la acción.
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